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Queridos fieles de la parroquia,

Han pasado casi 20 años desde que fui ordenado sacerdote al servicio de Jesucristo para la Diócesis de Laredo, en la Catedral de San Agustín. Nunca imaginé que algún día regresaría a la casa donde nací al sacerdocio y, además, como su Rector. Acepté esta responsabilidad con alegría, confiándome a la Santísima Trinidad y a Nuestra Señora de Guadalupe.

Han transcurrido siete años desde que pusimos en marcha nuestra restauración espiritual, a través de la cual, unidos y de la mano de Nuestro Señor Jesucristo, decidimos decir “sí” a promover esta misión con alegría. Todos unidos en la fe y llenos de esperanza, con corazones dispuestos a continuar la misión encomendada por el Santo Padre San Juan Pablo II cuando erigió nuestra Diócesis de Laredo el 9 de agosto de 2000, y protegidos por la intercesión de nuestro Santo Patrono San Agustín, comenzamos la restauración física de nuestro amado templo bajo el lema: Catedral de San Agustín: Nuestra Historia, Nuestra Fe, Nuestra Catedral.

Hace más de tres años, después de dos años de arduo trabajo y con la colaboración de muchos hermanos y hermanas en Cristo, se completaron los trabajos de restauración de la Catedral, la Madre Iglesia de la Diócesis de Laredo y símbolo de nuestra unidad diocesana. La Catedral de San Agustín representa nuestro profundo sentido de fe y alabanza, y nos reúne a todos en un mismo altar para compartir el amor de Cristo.

Hoy seguimos adelante, unidos en la fe y el amor, construyendo juntos la misma visión. Somos una Iglesia viva, formada por personas de todas las edades, donde cada uno encuentra su lugar. Los invito a unirse a nosotros y experimentar ser parte de una comunidad eucarística que ama al Señor, presente y vivo entre nosotros, mientras celebramos los sacramentos, en cada labor apostólica y en los rostros de todos los que pertenecemos a esta gran familia, la Catedral de San Agustín.